sábado, 1 de diciembre de 2018

HISTORIAS DE AGUA



Una valiente y hermosa denuncia, un aviso, una adevertencia de lo que nos trae el futuro cercano, o de lo que nos privará.
Historias para escuchar, para pensar, para actuar, antes de que sean sólo un recuerdo en algún rincón del cerebro. De un cerebro seco, por no pensar, por no actuar.


miércoles, 21 de junio de 2017

PERÚ. EL DRAMA DE LOS NIÑOS MINEROS

Por Gustavo Espinoza M. (*)

Un centenar de trabajadores mineros -86 adultos y 24 niños- procedentes de Cerro de Pasco –el corazón minero del Perú- arribaron a nuestra capital recientemente y no encontraron mejor manera de expresar su drama,  que  encadenarse ante las puertas del Ministerio de Salud  -en la cuadra 7 de la avenida Salaverry- demandando atención urgente a sus graves dolencias.

Se trata de pobladores de la provincia de Simón Bolívar, que muestran las huellas imborrables de los males que les agobian: enfermedades broncopulmonares, leucemia, afecciones a los huesos y distintas variedades de cáncer, originadas -todas- por la acción del plomo y el mercurio que brotan de los enclaves mineros que atormentan sus vidas.

La “prensa grande” ha ignorando olímpicamente  su estancia en Lima. No ha tenido la gentileza de brindar información en torno al tema. Lo considera poco importante. Apenas el diario “La República”  se avino a insertar una perdida nota en la página 19 de su edición ordinaria del día 20 de junio,  sugiriendo que las autoridades de salud “atenderían” la demanda. Los otros -incluso la autodenominada “prensa de izquierda”-, calló en todos los idiomas.

El caso es penoso, sin duda. Los niños de muy pocos años -7,  8 y 10 de edad- escupen sangre  y tienen los pulmones atravesados por el plomo de la mina. Casi a media voz, informan que beben el agua envenenada de los relaves mineros y que sufren de dolores constantes en la cabeza, el vientre y las articulaciones. 

Han venido porque en su zona la posta médica es un  membrete: carece de profesionales de la salud y no tiene medicamentos  a mano. En otras palabras, sirve de nada.

La provincia afectada, se ubica a 4.890 metros sobre el nivel del mar. Y hasta allí no llegan los médicos, ni el aire. Y las autoridades no construyen hospitales, sino cárceles en  las que buscan encerrar a “peligrosos delincuentes”.

Cerro de Pasco, hace 50 años

Cerro de Pasco, hoy
Más barato les saldría encerrar a esos delincuentes en una Cámara Frigorífica, en el Callao; para que sientan el rigor de temperaturas similares a las que los esperan en Pasco; pero el problema, sin duda, no son ni los presos, ni  las temperaturas;  sino los contratos que se firman para construir cárceles en estas regiones inhóspitas. Generan beneficios millonarios para algunos  funcionarios.


La culpa del drama de estos niños  -y también de estos hombres maduros- no es solamente de “este gobierno” -que no los escucha- ni del anterior que les prometió, en el 2012, atender sus reclamos. Es de todos los gobiernos que alentaron siempre la actividad minera asegurando que ella era la “garantía contra la pobreza”, la “herramienta del progreso”, el  “arma del desarrollo”.

Cerro de Pasco, Huancavelica, Apurímac -el Trapecio Andino- y otras regiones similares, son un real emporio de riqueza. Desde los años de la Conquista, y durante todo el virreinato y la República, se han extraído de su suelo millones y millones de toneladas de oro, plata, cobre, zinc y otros metales; que han permitido acumular descomunales fortunas en manos de grandes consorcios extranjeros e inversionistas privados.

Lo que nos deja la minería
En lo personal, me consta, porque tuve la oportunidad de visitar la zona en los años 80 en mi condición de ese entonces: parlamentario de Izquierda Unida. La ciudad capital, parecía bombardeada. Por todas partes, y en cada calle, socavones sorprendían al viandante. Eran “entradas” a las minas que pululan allí, y matan a distancia; como las balas.   
  
Hoy, impenitente, continúa el saqueo de las ingentes riquezas allí acumuladas, sin  que las autoridades hagan  nada por preservar la vida de la gente y proteger la salud de los trabajadores y sus familiares.

Otro recuerdo de la minería
Nuestro poeta nacional,  César Vallejo, abordó el tema en su novela más conocida: “Tungsteno”.Aunque se ubica en otra zona del país -el norte, la sierra de La Libertad- la tragedia de sus protagonistas, es la misma. Los mineros de Quiruvilca, son idénticos a los de Cerro de Pasco.  Los une la misma actividad extractiva, y la misma miseria. Y también sin duda, la angustia por una vida lóbrega y trágica atada a la voracidad de unos pocos amos poderosos

Quizá si la situación de los mineros de Pasco podría  servir para conmover la conciencia de los peruanos. Y llamar la atención de todos, para que abran los ojos ante una realidad que luce engañosa.

Niños de antes
La clase dominante  asegura que la minería es sinónimo de riqueza. Lo afirma, porque se ha enriquecido con ella, y  porque vive parasitariamente  mientras miles de hombres en todo el territorio nacional, arrancan con  las uñas el mineral  que llena sus bolsillos.

Por eso, a través de todos los canales a su servicio, alienta la “inversión minera”. Y al mismo tiempo, denosta indignada  de aquellos que ponen reparos a ella arguyendo la necesidad de preservar la vida de la población, proteger el medio ambiente y cuidar de la bio diversidad.“Antimineros”,  les llama, como si el calificativo sirviera para desacreditarlos de una vez para siempre.

Lo ocurrido hace algún tiempo en el caso de Cajamarca -el tema de “Conga”- y lo acontecido más recientemente en Arequipa -el Valle de Tambo y “Tía María” - resultan altamente ilustrativos.

El gobierno y las empresas se empeñaron en priorizar la minería  en provecho de la empresa Yanacocha y Southern, respectivamente. Pero las poblaciones lucharon valerosamente por oponerse a esa política. Hoy puede decirse, realmente, que protegieron, con sabiduría o intuición,  la vida de sus hijos,  y las de ellos mismos.  SI no hubiesen obrado así, dentro de algunos años habrían tenido que encadenarse en cualquier reja de una dependencia pública. 

Y es que, para el pueblo, la minería está ligada a las enfermedades, y a la muerte; al dolor, y a la desesperanza.  La minería esclaviza a los hombres porque los ata a la tierra, y les quita la vida a una edad muy temprana.

Esas, son dos miradas contrapuestas se han expresado en el Perú a través de los tiempos. Pero la clase dominante, siempre, preservo los más poderosos intereses, los vinculados al Gran Capital. Los trabajadores siempre llevaron la peor parte.

No se trata de proscribir a la minería como fuente de riqueza. Pero hay que asegurar tres cosas para que realmente lo sea: que  no dañe el medio ambiente; que no mate a las personas que trabajen en ella, ni a la Bio-diversidad, y que produzca riqueza para todos, y no para unos cuantos. Lección que da la vida (fin)

(*)  Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera.  http://nuestrabandera.lamula.pe  

lunes, 19 de junio de 2017

LOS MACABROS DETALLES DE COLONIA DIGNIDAD QUE ESCONDÍAN LOS ARCHIVOS DESCLASIFICADOS POR ALEMANIA.


Primera Parte. Por Max Seitz, BBC Mundo, enviado especial a Berlín, @max.seitz



"Por un periodo indeterminado fui sometido a tortura con electroshock durante la cual perdí varias veces el conocimiento. Las preguntas eran respecto a mi militancia […] y otros opositores al régimen de Pinochet".

"En un momento recuerdo volver en mí y escuchar cerca de mi oído la voz de un hombre amenazando con apretar el gatillo si yo no hablaba […] Sentí la boca del cañón del arma sobre mi sien izquierda y […] escuché el 'click' de un arma al ser gatillada sin un proyectil...".

Testimonios como el de este hombre sometido a tormentos con los ojos vendados en Colonia Dignidad, el enclave fundado por nazis en Chile en 1961, forman parte de miles de documentos diplomáticos que fueron desclasificados por la Cancillería de Alemania en 2016, a los que tuvo acceso BBC Mundo
.
Sobre Colonia Dignidad se ha dicho y escrito mucho, pero estos archivos revelan numerosos detalles —varios de ellos hasta ahora desconocidos— y confirman otros sobre las operaciones en su interior y las atrocidades cometidas por sus líderes. 

Arrojan nueva luz sobre su estrecha colaboración con la DINA (la policía secreta de Augusto Pinochet), a la que "entrenó para que fuera brutal" y supuestamente dio apoyo técnico en construcciones subterráneas y comunicaciones.

Y también sobre el origen de los "incalculables" recursos financieros del reducto; su "notorio" arsenal de pistolas, ametralladoras y granadas, y su grado de influencia en los círculos de poder en Chile y Alemania.

Colonia Dignidad es una mancha indigna en la historia chilena, una comuna agraria de alemanes fundada por un ex militar nazi; una secta que durante décadas, mediante el encierro y el adoctrinamiento, creó "robots" humanos, un sitio donde se abusó sexualmente de decenas de menores y en cuyo hospital se administraron psicofármacos ilegales y se aplicaron electroshocks a miembros de la comunidad.

Finalmente, un centro clandestino de detención y torturas tras el golpe de Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende en 1973. 

Todo eso era la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad que creó y lideró cerca de la ciudad de Parral, a unos 350 kilómetros al sur de Santiago, un siniestro personaje ya fallecido: Paul Schäfer, alias "el profesor", médico del Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero los archivos desclasificados también muestran que el reducto fue un episodio indigno en la política internacional.

Dejan en falta al gobierno de Alemania, ya que durante la segunda mitad de la década del 70 y principios de los 80, cuando se denunciaron los peores abusos de los derechos humanos en la Colonia, el gobierno que en aquel momento tenía sede en Bonn no hizo lo suficiente para frenar a Schäfer y proteger a sus ciudadanos.

El actual ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, ha reconocido que Colonia Dignidad es un "capítulo oscuro" en la diplomacia de su país.

"Campo de concentración".

Las decenas de miles documentos desclasificados se encuentran en unas 200 carpetas gruesas, cada una con varios centenares de páginas en alemán.

Estuvimos una semana revisando exhaustivamente esos papeles en el Archivo Político de Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania en la Kurstrasse de Berlín, cerca de la Isla de los Museos. Desde que esa dependencia abría sus puertas hasta que las cerraba.

De los documentos se desprende que Colonia Dignidad era "un Estado dentro de otro Estado", una fortaleza inexpugnable, hermética, pero con más fuerza e influjo hacia afuera de lo que se creía, lo que le permitió operar con impunidad durante mucho tiempo.

Schäfer, quien llegó a Chile siendo fugitivo de la justicia alemana por cargos de pederastia, creó un reducto secreto rodeado por una valla con alambres de púa, que además poseía una torre de vigilancia y reflectores, y era custodiado por perros.

Los casi 300 ciudadanos alemanes y 20 niños huérfanos chilenos que vivían allí —según los archivos desclasificados— tenían "todo" lo que necesitaban: una escuela, un hospital con 60 camas, panadería, carnicería, talleres, establos, áreas de cultivo, un generador eléctrico y hasta un departamento jurídico propio.

Uno de los alemanes que huyó de Colonia Dignidad asegura que "los miembros […] deben trabajar de mañana a noche, sin fines de semana libres".

En los documentos se especifica que el enclave poseía sus propias reglas: Dios, esfuerzo, disciplina, y que las almas "rebeldes" o "difíciles" eran sometidas a tratamientos con psicofármacos y electroshock.

En una de las oficinas colgaba un cartel que intentaba justificar este espanto: "Silencio es fortaleza".

"Los medicamentos se procuran ilegalmente en nombre de pacientes chilenos", se advierte en un informe reservado de la Cancillería alemana.

Asimismo, los ingresos económicos de los miembros de la comunidad eran retenidos por los líderes, al igual que sus cédulas de identidad y pasaportes, para evitar que huyeran y se fueran a otro país.

Uno de los documentos hechos públicos cita a un alemán que logró escapar confirmando que ninguno de los habitantes de la comunidad tenía documentos válidos: "Todo es eliminado […] y guardado en la oficina de la Colonia bajo llave".

"La mayor parte de ellos no tienen contacto con el dinero chileno y no se han vinculado con el exterior por décadas", añade otro fugado.

En una comunicación con la Cancillería en Bonn, la embajada alemana en Santiago alerta sobre el maltrato a los miembros de Colonia Dignidad, sobre el encierro y el aislamiento contra su voluntad, y sobre la preocupante situación de los menores en el enclave.

"Sería importante cambiar las condiciones de vida que tienen reminiscencias de los campos de concentración […] y que al señor Schäfer no se le permita que los niños duerman con él".

De acuerdo con los archivos desclasificados, la embajada en Santiago estaba al tanto desde el comienzo de las denuncias de vejaciones y pederastia en el lugar.

Sin embargo, cuando sus funcionarios trataban de entrar al enclave, Schäfer y otros directivos —en especial su mano derecha, el médico Hartmut Hopp— repelían las visitas y, cuando las consentían, negaban todas las denuncias y pintaban un cuadro de vida pacífica, armoniosa y sana.

En uno de los documentos diplomáticos, uno de los habitantes que huyó del enclave recuerda que durante un almuerzo Schäfer presumió, mientras alzaba una mano con el puño cerrado: "A la embajada la tengo así entre mis manos".

Búnkeres y túneles.

Pero si las acusaciones de abusos a adultos y menores rondaron a Colonia Dignidad desde su creación, ése era sólo el inicio de su historia perturbadora: luego vendría el periodo de cooperación con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo encargado de la represión política durante el régimen de Pinochet.

Según surge de los documentos liberados por el gobierno alemán, en esa época se pone de relieve el verdadero grado de poder e influencia —poco esclarecido hasta ahora— que llegó a tener el reducto de alemanes mientras participaba activamente en la tortura y desaparición de disidentes.

 "Tengo conocimiento que desde 1973 Manuel Contreras [jefe de la DINA], incluso con su mujer, a menudo era un invitado en el fundo [Colonia Dignidad]", asegura, de acuerdo con los archivos, una mujer que consiguió escapar del enclave.

 "En aquel momento yo estaba en la cocina y pude cocinar para él".

Otro fugado alemán ratifica que la Colonia "ha trabajado […] estrechamente con el gobierno. Pinochet ha volado en helicóptero al complejo; la Sra. Pinochet ha participado en la inauguración de la escuela".

En otro documento desclasificado se recoge la versión de un exagente de la DINA que dice haber participado en interrogatorios y torturas de personas en Colonia Dignidad. Es más: afirma que el reducto "es un campo de entrenamiento, dirigido por alemanes, del Servicio Secreto Nacional, en el que permanecen internados numerosos presos políticos [habla de 112 en ese momento], siendo la estación de radio allí instalada la Central de Recepción de la Red de Información del extranjero que posee la DINA".

 El testimonio de un ex soldado chileno que estuvo allí, el cual figura en una presentación ante la justicia alemana, confirma que "ellos entrenaban a gente de la DINA para que fueran brutales" y destaca los conocimientos de los miembros del reducto en materia de comunicaciones.

Añade que los alemanes incluso le proveían al ejército transmisores portátiles de gran poder.
Un escrito confidencial de la Cancillería de Alemania apunta a que el régimen de Pinochet también aprovechó los conocimientos del enclave alemán en materia de búnkeres y túneles.

"Se habla de que los habitantes de la Colonia son recogidos con helicópteros del gobierno […] para ayudar en instalaciones subterráneas en la nueva residencia del presidente [Pinochet], ya que en la Colonia tienen gran experiencia en tales construcciones".

Cabe preguntarse si la poderosa estación de radio de la Colonia fue usada en el marco de la llamada Operación Cóndor, el plan de coordinación de acciones y ayuda mutua de los regímenes militares sudamericanos.

Los documentos desclasificados no dan una respuesta. Pero sí ofrecen algunos pormenores, incluso logísticos, de cómo Schäfer y sus hombres colaboraron con la DINA en la desaparición de personas. En ellos, un miembro de Colonia Dignidad que desertó incluso sostiene que a partir de 1973 vehículos del enclave alemán ingresaban habitualmente a la unidad de la DINA en la cercana ciudad de Parral para recoger detenidos y llevárselos a la comunidad agraria.

A los prisioneros les decían que los llevarían a "un lugar bello" donde se volverían "más dignos", según una serie de denuncias penales presentadas contra Schäfer ante la justicia de Alemania por violaciones de los derechos humanos contra dirigentes y militantes políticos (todas ellas referidas en los documentos diplomáticos).

En una de estas querellas se cita a un ex colaborador de la DINA que, junto con su superior, llevó a un detenido a Colonia Dignidad a mediados de los 70. "Luego de que el prisionero fuera retirado por los alemanes —dice el texto—, [el ex colaborador] conoció a un hombre que su superior llamaba 'profesor'. Para el testigo quedó claro, por lo que el 'profesor' decía y cómo lo decía, que ese hombre había matado a detenidos que habían llevado ahí. El 'profesor' usó la palabra 'liquidar' [fertig en alemán]".

 Asimismo, un informe reservado de la Cancillería alemana sugiere que Colonia Dignidad se apropió de bienes de víctimas. Cita la versión de que "en un enorme aparcadero subterráneo [en el reducto] hay una hilera de vehículos chilenos de personas que en el transcurso de los años desaparecieron".

 "Al mando" de una masacre.

Sin embargo, los archivos desclasificados van más allá y ofrecen detalles aún más estremecedores de la participación directa de la directiva de Colonia Dignidad en la masacre de Cerro Gallo, en 1975, en el marco de la llamada Operación Colombo. 

Allí, escuadrones militares chilenos fusilaron a decenas de prisioneros, a quienes una vez muertos hicieron pasar por guerrilleros que intentaban ingresar al país desde Argentina cruzando los Andes.

En una de las demandas penales presentadas contra Schäfer en Alemania, en este caso por el asesinato de un dirigente de izquierda de Chile, se dice que la víctima murió en esa matanza "a manos de unidades del ejército bajo el mando de líderes de Colonia Dignidad" que "vestían viejos uniformes alemanes".

 Además asegura que el propio Schäfer supervisó el operativo sobrevolando la zona en helicóptero. El testimonio de un ex soldado chileno que participó en el operativo de Cerro Gallo —reproducido en un documento presentado ante la fiscalía de Bonn y recogido por la diplomacia alemana— presenta más indicios de la complicidad de la Colonia en la masacre.

 "Fuimos allí a perseguir a unos extremistas y los alemanes nos ayudaron […] Conocían una montaña, el Cerro Gallo, donde decían que habían visto a extremistas. Pero no usamos nuestros vehículos. Sólo los de ellos […] Ellos iban uniformados como militares con vestimenta alemana […] Los vehículos eran Unimog [Mercedes Benz]". "Dormimos en la Colonia. Como nos dijeron que había numerosos extremistas [en el cerro], habían venido refuerzos militares de Chillán, Talca, Curicó y un grupo de infantería de Santiago. Éramos unos 70 […] Vi que había un helicóptero y pequeños aviones en la Colonia […] Esa Colonia es una fortaleza".

En el predio había "al menos una pista de despegue y aterrizaje de 2 km, adecuada para […] grandes aviones", se alude en los documentos desclasificados.

 El ex militar cuenta que la noche que pernoctaron en Colonia Dignidad, previa a la masacre de Cerro Gallo, le llamó particularmente la atención la frenética actividad nocturna en el lugar.
"Se escuchaba mucho movimiento de máquinas, de diversas máquinas, y había una frecuencia de radio tan potente que no podíamos comunicarnos […] De día había poco movimiento, se veía sólo a mujeres, pero de noche únicamente a hombres".

Y sobre el momento de la matanza cuenta: "Allí estaban ambos jefes, mi capitán y el líder de ellos [Schäfer]. Los alemanes conocían el cerro, sin ellos no hubiéramos logrado nada. Ellos eran los primeros, todo lo sabían […] Algunos de ellos andaban de civil, tipo la policía secreta".

 Un "notorio" arsenal.

Ese mismo documento da algunas precisiones sobre otra de las preguntas clave en torno de Colonia Dignidad: ¿cuán importante era su arsenal? El ex soldado comenta: "Tenían mejores armas que nosotros. Algunas ametralladoras gigantes. Cuando iban de civil llevaban abrigos de lana y nadie podía ver lo que había debajo".

 Varios informes reservados de la Cancillería alemana se hacen eco de la afirmación de que en Colonia Dignidad "existe un notorio arsenal". También sostienen que en 1986, cuando las denuncias arreciaban, un juez quiso "investigar las pistolas de 7,5 mm de 21 miembros" del enclave, pero no tuvo éxito.

 En uno de los textos diplomáticos se cita a un miembro arrepentido de Colonia Dignidad afirmando que en el reducto además "se fabricaban armas, entre ellas granadas de mano".

También figuran varias cartas de parlamentarios de Alemania que, preocupados por la situación, le piden a la Cancillería en Bonn explicaciones sobre fuertes sospechas de una colaboración alemana con el reducto en Chile en materia de armamento. "¿Qué facilidades técnicas importó Colonia Dignidad de la República Federal Alemana para la fabricación de armas, y hubo planes sobre la compra de materiales estratégicos como uranio y titanio desde Chile a través de Colonia Dignidad?", se exige en una de las misivas.

 En otra, un legislador llama la atención sobre la versión de que el renombrado traficante de armas alemán Gerhard Mertins, un nazi vinculado a Schäfer, creó en Alemania un "círculo de amigos" de la Colonia. E inquiere: "¿Sería admisible que, según las regulaciones de exportación de armas de la República Federal Alemana, se enviaran armas a 'colonos alemanes' en Chile sin permiso de exportación?".

El mismo arrepentido de Colonia Dignidad citado en un documento diplomático da pistas sobre ese tipo de operaciones ilegales: "Por orden de P. Schäfer compré armas en el mercado negro en 1970/71, especialmente pistolas, 2 MG [ametralladoras] y algunas pistolas-ametralladoras. Las canalicé bajo la cubierta de envíos caritativos a Chile".

Por otra parte, un informe de la embajada al gobierno de Bonn reproduce declaraciones de testigos clave que apuntan a que un representante de Colonia Dignidad en Alemania tenía vínculos con Christoph Willeke, un oficial del ejército chileno que fue condenado en 2010 por el asesinato de Carlos Prats —comandante en jefe del Ejército y ministro durante el gobierno de Allende— en Buenos Aires en 1974.

 En el documento, uno de ellos dice que Willeke ayudó a organizar el transporte de valijas sospechosas hacia Colonia Dignidad en vuelos de la aerolínea LAN desde Fráncfort.

El testigo, que hacía de correo, declara: "Bueno, yo no puedo garantizar lo que llevaban esas maletas adentro, yo no sabía qué había en su interior, pero lo que se me decía era que contenían implementos de hospital […] yo las hacía pasar como maletas de pasajeros".


HABLEMOS CLARO

 Publicado el 16 Junio 2017
 ESCRITO POR EDUARDO CONTRERAS

















               Jaime Guzmán, ideólogo de la Dictadura de Pinochet

Las campanas de los medios de comunicación afines al modelo suenan fuerte estos días a propósito de la detención en México de uno de los presuntos autores de la muerte de Jaime Guzmán. Son los mismos medios que apoyaron el golpe de Estado de 1973 y que luego fueron cómplices de los brutales crímenes de la dictadura.

Hacen coro los voceros de la derecha golpista, los regalones de Pinochet. Piden justicia las criaturas del dictador. Los que le juraron amor eterno aquella noche de Chacarillas del 9 de julio de 1977, hace cuarenta años, en las laderas del cerro San Cristobal.
En nuestros días Longueira, Coloma, Van Rysselbeghe y otros rasgan vestiduras y hablan de “ crímen, justicia… ”, palabras que jamás usaron cuando la DINA asesinaba, torturaba, violaba, o hacía desparecer a miles de chilenas y chilenos.
No se trata por supuesto de estar de acuerdo con el hecho punible y serán los tribunales que corresponda los que decidan finalmente  quién o quiénes son los culpables. No se olvide que en su momento se conoció de una eventual participación de la DINA en la muerte de Jaime Guzmán y que, sabido que estaba amenazado, la dictadura no adoptó medida alguna de protección.
Pero tampoco se presente hoy a la víctima como a una blanca paloma. Que nadie se engañe ni confunda, sobre todo quienes no vivieron esos años. Jaime Guzmán, principal asesor intelectual e ideólogo de Pinochet, autor de la antidemocrática Constitución que hasta hoy nos rige, fue una destacada figura de la peor tragedia de la historia de Chile. Así de claro.
Con todo, lo peor es la canallesca hipocresía de la derecha chilena, el cinismo de todos aquellos que de una u otra forma apoyaron el golpe y que hoy reclaman justicia y hablan de imprescriptibilidad con una ignorancia rayana en el ridículo y piden las penas del infierno porque se dio muerte a un figura tan importante de la dictadura de Pinochet.
Nada han dicho ni dirán una sola palabra por los miles de detenidos desaparecidos mientras ellos y Guzmán disfrutaban del poder de la dictadura. Ni de los miles de asesinados, ejecutados con los métodos más crueles. Estaban callados cuando el caso de los degollados o los quemados vivos.
Jamás hemos escuchado a la locuaz senadora y sus acompañantes ni un solo reproche a los agentes de su dictadura que introducían ratones o arañas en la vagina de las mujeres de todas las edades que tenían prisioneras.  Sigue muda toda la derecha respecto de las violaciones a hombres y mujeres con perros especialmente amaestrados que llevaban a cabo aquellos “valientes soldados” que obedecían al dictador.
Pero si justo ahora, por estos mismos días, se conmemoran con diversas actividades los 30 años desde aquel fatídico operativo criminal conocido como “Operación Albania” en que fueron cobardemente asesinados los jóvenes Ignacio RecaredoValenzuela Pohorecki, Juan Waldemar Henríquez Araya, Wilson Henríquez Gallego, Patricio Acosta, José Joaquín Valenzuela Levi, Esther Cabrera Hinojosa, Ricardo Rivera Silva, Ricardo Silva Soto, Manuel Valencia Calderón, Elizabeth Escobar Mondaca y Patricia Quiroz Nilo. Vidas humanas valiosas de seres inteligentes, valientes defensores de la recuperación democrática para su patria. Ante crímenes de esta envergadura silencio en la derecha.
No se sabe que ninguno de los partidos políticos o personeros que hayan apoyado el golpe del 73 hayan alzado jamás su voz para protestar por uno solo de los miles de crímenes de la dictadura. ¿Con qué autoridad golpean ahora la mesa los cómplices del horror? ¿O es que el único delito que les importa es la muerte del principal asesor civil de la dictadura ?
En estricto rigor aquel suceso, que puede ser discutido y discutible, no se habría producido jamás si no hubiera existido el terrorismo de Estado impuesto por la derecha chilena. Por eso es que la calificación de este hecho como un “efecto colateral de la dictadura” , planteada por el presidente del Partido Comunista, diputado Guillermo Tellier, es precisa, justa y  breve. Por más que la derecha y los medios de comunicación afines no la compartan.
A este propósito no se entiende bien la celeridad de la Cancillería chilena para atender las exigencias de la UDI si se le compara con otras peticiones de extradición. A los dirigentes del pinochetismo se les dio seguridades de que han recibido de México “el compromiso de trabajar juntos para una extradición acelerada” del presunto autor de la muerte de Guzmán. 
Tiene sentido legal, claro, pero no se conoce, al menos públicamente, que haya el mismo compromiso con el gobierno de EEUU o de Australia para extraditar de allí a Fernandez Larios, o Pedro Barrientos o  Adriana Rivas, por ejemplo, que son algunos de los feroces asesinos que han encontrado la impunidad en el exterior y no han sido extraditados.
De cualquier modo los personeros del pinochetismo, defensores de la dictadura terrorista, no tienen derecho moral para levantar ahora la voz y hablar de crímenes y de justicia. Que actúen los tribunales y que cierren la boca los que callaron en pleno terrorismo de Estado durante muchos años.












sábado, 17 de junio de 2017

FELIZ AÑO NUEVO ANDINO El eco histórico que los políticos no oyen

Escribe: Milcíades Ruiz


El día 21 de Junio tendremos la noche más larga del año y por consiguiente el día más corto del mismo. Quizá usted no lo sepa, pero hace más de 500 años ya lo sabían nuestros antepasados. 
Es el solsticio con el que se inicia la estación de invierno en nuestro país y marcaba el fin del año agrícola y el inicio del nuevo año. 
Había que festejar por las cosechas obtenidas y agradecer al sol por su inmensa ayuda en la obtención de alimentos y por el alumbramiento diario de la vida. Sin sol la vida es imposible, el sol abriga, cura enfermedades, madura los frutos, estimula reproducción y decide en todo.

Cómo no venerar al sol que nos trae la vida. Esta era la lógica de entonces. En agradecimiento al padre sol había que dedicarle honores y festividades. Pero también, pedirle que nunca los abandone. Con el solsticio de invierno se alejaba y, había que pedirle que regrese. El Inti Raymi o la fiesta del sol era como una celebración de año nuevo. En el hemisferio norte del planeta (Europa. EE UU, Rusia, etc., el solsticio de invierno ocurre el 21 de diciembre pero siendo nuestros dominadores de ese hemisferio fuimos obligados a regirnos por el calendario de ellos.
Alienados por siglos de dominación festejamos como año nuevo el fin de las cosechas europeas y el inicio de su año nuevo que es distinto al nuestro
Ellos, entran al invierno cuando nosotros entramos al verano. Sin embargo, festejamos el año nuevo con pinos y nieve artificiales animados por la publicidad comercial más que por un sentimiento social. Este ordenamiento mundial hace que nos olvidemos de lo nuestro y sigamos costumbres extranjeras teniendo que adaptarnos a ese calendario como patrón del tiempo para tener una sola medición. Así nos educan desde muy temprano. Y aunque septiembre sea el séptimo tenemos que decir que es el noveno mes.
Pero nada impide recordar la grandiosidad de nuestra cultura ancestral y rescatar los valores enterrados por la dominación. Nuestro planeta, se demora 365 días en dar una vuelta alrededor del sol, cada vuelta es un año más. Pero su recorrido lo hace de manea inclinada llagando a un máximo de inclinación el 21 de junio de cada año (23,5° de inclinación). Por esa razón el sol lo alumbra menos, lo que equivale a más horas a oscuras. Este hecho es lo que se conoce como solsticio de invierno ya que a la vuelta de su recorrido se acerca nuevamente al sol y el 21 de diciembre ocurre el solsticio de verano que es todo lo contrario.
Desde tiempos inmemoriales los pueblos andinos identificaron los equinoccios (cuando el día dura igual que la noche) y los solsticios, observando el entorno natural. Entonces elaboraron un calendario de estaciones climáticas, 13 meses, semanas o lunas, días y horas que les permitía una convivencia armónica con la naturaleza. Formaba parte de la cosmovisión andina. Si ustedes no se han dado cuenta, estos días oscurece más temprano. A las seis de la tarde ya está anocheciendo porque pronto llegaremos al solsticio de invierno a partir del cual, la oscuridad irá disminuyendo hasta igualarse con el día cuando llegue al equinoccio de primavera.
Con el año nuevo andino, las labores agrícolas entraban en descanso dejando que la tierra de cultivo recupere su fertilidad. Había que planificar el siguiente año agrícola y en agosto tener todo listo, esperando que la primavera traiga las primeras lluvias con las que germinarán las semillas colocadas anticipadamente en los surcos. Si las lluvias no llegan la producción agraria peligra porque a diferencia de otras actividades el proceso productivo agrario es meteorológico y se trabaja con seres vivientes, vegetales y animales, a los que hay que criar desde antes de la infancia, alimentarlos, cuidarlos para que se desarrollen libres de todo mal y den los frutos esperados. De esos frutos nos alimentamos todos, aunque algunos solo los conozcan en el mercado.
La agricultura prosperó en el Tahuantinsuyo más que en cualquier parte del mundo por la cosmovisión de nuestros antepasados y la economía estaba centrada en este rubro siguiendo una política de Estado en que los intereses comunitarios estaban por encima de los particulares. Todavía no habíamos entrado a la etapa industrial por nuestros propios medios cuando el proceso de desarrollo autónomo fue interrumpido por los conquistadores europeos para servir a intereses extranjeros. Nunca más se pudo recuperar la autonomía perdida.
En todo el territorio del incanato había celebraciones al inicio del año nuevo andino, quedando hasta la actualidad la festividad del Inti Raymi que se acostumbra hacerlo cada 24 de junio. En Chile, se ha oficializado esta fecha como: “Día Nacional de los Pueblos Indígenas”, en tanto que Bolivia ha decretado como feriado inamovible al 21 de junio de cada año con suspensión de actividades públicas y privadas, siguiendo el mandato constitucional.
Según la Carta Magna boliviana, la diversidad cultural constituye la base esencial del Estado Plurinacional Comunitario y la interculturalidad es el instrumento para la cohesión y la convivencia armónica y equilibrada entre todos los pueblos y naciones, en el marco del respeto a las diferencias y en igualdad de condiciones. “El Estado asume como fortaleza la existencia de culturas indígena originario campesinas, depositarias de saberes, conocimientos, valores, espiritualidades y cosmovisiones, siendo su responsabilidad fundamental preservar, desarrollar, proteger y difundir las culturas existentes en el país”.

Es verdad, el pueblo andino es uno solo en su diversidad y la añoranza por el pasado esplendoroso comparado con lo que sucede actualmente en los países de la cordillera de los andes revive el fuego de un sentimiento patriótico ancestral anhelando restaurar y reivindicar la cultura nativa sepultada como resto arqueológico por la cultura de nuestros dominadores. Vayan donde vayan por los países del territorio andino encontrarán ese sentimiento ancestral y la esperanza jamás perdida de recuperar el dominio de nuestro destino que nos arrebató la dominación extranjera.
Muchos no estarán de acuerdo con esto, ni con alentar utopías pretendiendo volver al pasado. Es verdad, pero allí está ese sentimiento, anidado en el corazón de la población andina aunque a muchos no les guste. No desaparece ni con los siglos. Todos saben lo mal que se encuentra el país pero no quieren mirar atrás. Pero los peruanos ancestrales si lo hacen y su presencia está creciendo en las ciudades, cargando consigo toda la rabia por la injusta postergación habiendo sido sus ancestros los dueños originales del territorio usurpado.
Si los políticos no entienden esto o, no quieren saber nada sobre el resentimiento nacional anidado entre la masa mayoritaria del pueblo, cometen un error al ignorarlo porque este embalsamiento podría explotar en cualquier momento como revolución social incontrolable. 
Prestarle atención a este fenómeno social es crucial. Es necesario abrir ya las puertas para que los peruanos ancestrales tengan cada vez mayor acceso al poder. Su participación en los destinos del país evitará desbordes sociales impredecibles. No esperemos el derramamiento de sangre del Estado Incaico como sucede actualmente en el Estado Islámico.
Por mi parte, creo que las aspiraciones ancestrales son compatibles con nuestra perspectiva de un mundo mejor, con un gobierno colectivo cada vez más representativo de las aspiraciones populares y que tenga el coraje de reducir las bruscas desigualdades sociales hasta alcanzar en el mediano plazo un sistema equitativo de convivencia.
¡“Feliz Año Nuevo Andino” llaqtamasikuna!
Junio, 2017